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El Banco de Corea se movilizó hace dos semanas anunciando el primer recorte de tipos de interés en cuatro años para levantar un primer muro contra la crisis. No bastó, y ante el desplome del won, salía al rescate de su sector financiero inyectando 130.000 millones de dólares, de los que 30.000 millones irán directamente a los bancos y a las entidades exportadoras. El resto se destinará a garantizar la deuda extranjera de sus bancos.

La crisis está pesando en sus exportaciones, de las que depende el 40% de la riqueza nacional, hasta el punto de que su balanza exterior cerrará este año con un déficit equivalente al 1,25% del PIB. Y el won, su moneda, está a su nivel más bajo desde la crisis asiática. “Creemos que este paquete de medidas permitirá reducir las preocupaciones de los inversores y estabilizar el mercado”, señalan desde Goldman Sachs.

“Se habla de que el mercado está apunto de tocar fondo, pero los inversores están invadidos por el miedo”, dicen en HMC Investment, donde necesitan ver pruebas más convincentes de una estabilización para decir que lo peor ha quedado atrás. “Las medidas y pasos adoptados por los gobiernos y los bancos centrales mundiales suponen un respiro”, añaden desde Shinhan Securities. Pero como insisten en Samsung Futures, la economía coreana está al límite.

Muchos inversores están repatriando capital. “A pesar de las garantías que da el Gobierno surcoreano, existe la percepción de que el problema de liquidez actual no se resolverá pronto”, señalan desde el Industrial Bank of Korea, cuyos expertos opinan que este tipo de intervenciones anticipan un debilitamiento futuro del won.

Las entidades coreanas tienen dificultades para mantener sus fondos en dólares en un mercado que se congela, lo que crea una dificultad añadida a las empresas endeudadas, como en el sector de la construcción. “Cada vez está más claro que la economía se desacelerará y hay falta de confianza en el sector financiero”, remachan desde el conglomerado Samsung. La deuda externa del país sube y ronda ya los 175.000 millones de dólares.

La opinión de la calle tampoco es muy positiva hacia la labor del Gobierno del conservador Lee Myung-bak a la hora de lidiar con la crisis. Kang Man-soo, ministro coreano de Finanzas, insiste en que su país está en mejores condiciones que hace una década -dispone de 239.700 millones de dólares en reservas- para hacer frente a la crisis y que las compañías tienen una estructura sana que les permitirá amortiguar el choque.

El FMI también cree que el sistema financiero surcoreano goza de buena salud y que el valor de su divisa está en línea con la solidez de la economía. Pero la volatilidad internacional plantea riesgos a corto plazo.

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