1.jpg

Samsung, LG, Hyundai o Posco son cuatro de la veintena de grandes marcas del poderío industrial surcoreano omnipresentes en la vida diaria del país.

Sus productos, desde microprocesadores, pasando por teléfonos móviles y televisiones de plasma, hasta barcos o productos siderúrgicos, alimentaban la demanda de los consumidores en todo el mundo.

También hay empresas más pequeñas que juegan un papel clave en su economía.

El 88% del empleo es generado por pymes, responsables de la mitad de la producción de Corea y del 32% de sus exportaciones.

Y aquí es donde se concentran las preocupaciones del Ejecutivo que preside Lee Myung-bak y de los analistas, porque estas empresas son altamente vulnerables a los ciclos adversos, lo que puede traducirse en un repunte del paro, una caída del consumo interno y en un deterioro de los créditos en poder de los bancos.

Lee lo tiene complicado. Y su ambicioso plan de privatizaciones también está sufriendo la embestida de la crisis, porque Seúl está reorientando sus prioridades para poner más fondos a disposición de las pequeñas y medianas empresas que pudieran verse atrapadas en la espiral financiera. Entre las grandes compañías incluidas en el plan destaca el Korean Development Bank, la entidad que se citó como posible compradora de la desaparecida Lehman Brothers.

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el permalink.